Cin escribió:Cada persona debe tener una respuesta y una razón diferente por lo cual se hace muy difícil encontrar una sola que lo explique todo
no, todas tienen la misma razón que explica este fenómeno y todos los similares, porque es algo en que no existe diferencia entre seres humanos (y animales, con una salvedad teórica): la Pulsión (Trieb) - o 'instinto' en animales, sin que haya una teoría completa acerca de estos.
la Pulsión, la fuerza (energía) del inconsciente (Icc) <entre> (= a medio camino) lo biológico y lo psíquico, se ha concebido sucesivamente como pulsión sexual en contrapunto con la pulsión de autoconservación; luego como pulsión de vida en contrapunto con pulsión de muerte (la llamada 'primera teoría de las pulsiones', no la menciono aquí, son tres en total).
la Pulsión tiende a la descarga, su acumulación explica la angustia y otros sufrimientos.
la descarga de la Pulsión se experimenta como placer, su acumulación como dis-placer.
un Objeto es necesario para esa meta de la Pulsión, y cualquier Objeto puede serlo: el Objeto es contingente, por eso da igual este fenómeno que cualquier otro.
como ningún Objeto es el Objeto originario (irremediablemente perdido), en cada instante el Icc busca un nuevo Objeto siguiendo el trazado de la Huella Mnémica (las marcas en la memoria) - esa es la dinámica del Deseo.
Icc = Pulsión, Objeto, Deseo es lo que cada persona tiene como única razón, y es idéntico en todo humano - además, probablemente todo animal.
Tesis determinista, como pocas.
Sólo en una estructura mental humana, puede postularse la inexistencia del Objeto.
Finalmente, esta tesis psicológica tiene un correlato biológico(*) cada vez más claramente elucidado, menos intuitivo y más dfícil de escribir; y más aún de comprender dependiendo de la formación del interesado ... pero demostrable materialmente (corolario: no es necesario que una teoría se demuestre materialmente, basta que tenga una coherencia interna).
(*) - implícito en la definición de Pulsión, si llegaron a leer algo ...
"There was nothing so very remarkable in that; nor did Alice think it so very much out of the way to hear the Rabbit say to itself, 'Oh dear! Oh dear! I shall be too late'."